Antes de empezar...

Nuestras primeras horas de viaje fueron muy placenteras...tan agotados estábamos por los preparativos que cuando nos despertamos estábamos aterrizando en Madrid.
Por fin comenzo el viaje, como no, con mil cosas por hacer un par de horas antes. Tal vez, si nos esforzamos mucho, muchiiiisimo, en alguna ocasión conseguiremos tener todo preparado, al menos el día anterior a la salida. Pero lo importante es la salida, y ahora, ya descansados, comenzamos este fragmento de intimidad, desde un escritorio, rodeado de silencio, en San Martín de la Vega.
Mañana, partimos rumbo a Alicante, pasaremos unos días en la casa de la playa y también en Biar.
Tomaremos un poco de sol invernal, paseitos por la playa, y como no, arroz a banda y vino blanco alicantino.

Nuestra historia, de amor, de viajes y de fotos

En enero de 2008 Julián viajó por primera vez a Buenos Aires con su amiga Montse -a último momento decidieron cambiar Japón por Argentina.
Hace varios años que Juli hace un viaje importante para alejarse del invierno europeo, principalmente el destino era Africa, pero ese año iba a ser distinto: ya había cambiado el continente de destino, la modalidad del viaje y el grupo que generalmente tenía más integrantes.
Antes del viaje, se juntaron en una cena en Madrid con Lita (una porteña amiga de mamá con quién estuvimos conociendo Rusia hace un tiempo), ella les contó un poco del país y los lugares interesantes para visitar. Muy amablemente, Lita los invitó a quedarse en su casa en Buenos Aires mientras estuvieran ahí.
(y también los contacto con Harpers Viajes para que les arme el difícil itinerario para conocer un país gigante en un mes: el viaje iba a incluir los glaciares; Las cataratas en Iguazú; Jujuy y Salta en el norte y usarían como base Buenos Aires).

Pasaron unos días en BA, hasta que Lita llamó a mi madre para preguntarle si le parecía apropiado que le diera mi teléfono a Julián.
Después de varios llamados un poco frustrados y algunos mails, quedamos en encontrarnos un miércoles por la noche en un pub irlandés cerca de casa.
Ni bien nos vimos, la conversación fluyó sin trabas, el primer tema: los viajes, los lugares del mundo para ver, las diferencias culturales y lo que se aprende de ellas...
De Recoleta nos fuimos a Palermo, para empezar una girita de bares porteños, charla y caminata.
Nos vimos las dos tardes-noches siguientes hasta que Julián viajó a Usuhaia, así que por una semana nos mandamos mails donde empecé a ver las fotos de Julián.

Cada parada en Buenos Aires, se convertía en reencuentro, en paseos, en charlas. La última semana del viaje me tocó ser guía por Buenos Aires (un lujo).
Llegó el día y Julian volvió a Alicante y yo quedé en Buenos Aires. Este iba a ser el noviazgo más mailistico que los dos habíamos tenido (y pensado en tener).
Cada día era levantarse y antes del café y la salida hacia la oficina, leer y escribir; y tarde a la noche al llegar de alguna salidita con las chicas, una ida al cine, al teatro o lo que fuera, a leer y a escribir.

En Abril/Mayo yo tenía planeado un viaje familiar a Barcelona y París; así que le reste en el itinerario mucho Barcelona para ponerle más Alicante.
La llegada a Alicante, después de muchas horas de viaje en omnibus (había paro de trenes, y los bondies que van de Barcelona a Alicante son un poco lecheros, hasta paran a almorzar por más de una hora!) se fue cargando de ansiedad. El reencuentro superó las expectativas, y después de una cervecita en la terraza al mediterraneo de Santa Pola, ya estábamos los dos más tranquilos.
Después de París y la familia, nos fuimos Julián y yo a recorrer Andalucía. Nuestro primer viaje rutero, por tierras no tan ajenas y medio conocidas, fueron el escenario ideal para conocernos. En Cadiz, un día de lluvia acordamos que sería muy buen plan que Julián se mudara a Buenos Aires.

A mediados de Junio Julián llegaba por segunda vez en su vida a Buenos Aires, creo que traía menos equipaje que en el viaje anterior y con seguridad menos del que lleva ahora, pero con muchas más expectativas (yo moría de nervios; la ansiedad de los últimos días -y horas de demora del vuelo- casi me sobrepasaban). La mañana siguiente fue mi primera clase oficial de fotografía (ya había hecho algunas prácticas, pero el taller ahora se volvía oficial), de ahí en adelante no dejé de aprender.

A partir de ahí todo fue muy rápido (ya había sido muy rápido desde el principio); en Septiembre nos fuimos a España de nuevo, esta vez, a dar la noticia de que nos casaríamos en Noviembre. De ahí en adelante no paramos, hicimos obra en casa, acondicionamos el departamento nuevo, acomodamos todo para los festejos y para nuestro gran viaje. Esta Travesía Panamericana, que había sido un sueño imposible durante gran parte de mi vida, es nuestra luna de miel.

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