Entre las sierras

El viernes a la tarde llegamos a Oaxaca, la ciudad se preparaba para la gran fiesta de la Guelaguetza, con su punto cúlmine el lunes siguiente. Por un lado, genial llegar a una ciudad que explota de festejos y visitantes, con actividades, desfiles y bailes; por otro lado, esto nos volvió a complicar para conseguir un lugarcito para quedarnos tranquis y sentirnos en casa... Nos quedamos en un hotelito simpaticón en un barrio cercano al centro, pero más tranqui; sabiéndo que no nos ibamos a sentir del todo a gusto, pero que dado el momento, era lo mejor que podíamos conseguir.

La ciudad repleta de casas coloniales es muy bonita, está en medio de tres sierras que se juntan aquí, a poco más de 1500 mts sobre el mar.
El sábado nos encontramos un desfile que atravesó gran parte de la ciudad, con gente de las distintas localidades del estado, con sus trajes, sus bailes y sus mezcales... y los festejos siguieron, hasta pasado el lunes del cerro de Guelaguetza y de fuegos artificiales.

Nos instalamos en la ciudad: una semana en el hotelito, y una en un departamentito mucho más habitable y vivible. Necesitabamos descansar de la búsqueda de lugar permanente, de dormir cada noche en un lugar distinto, de ser turistas todo el tiempo. Oaxaca nos acogió con gusto. Pasada la fiesta, hubo tiempo de recorrer algunos pueblos cercanos, que tienen sus mercados y sus propias fiestas. No sabemos aún si estamos listos para seguir adelante, o si nos quedaremos unos días más por acá.

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