Se preguntarán que estuvimos haciendo 17 días en Oaxaca (por ahí, no; ni saben que nos quedamos tanto, ni saben donde queda, ono se dieron cuenta que seguíamos en el mismo lugar o pensaron que no ibamos a escribir más)... pero ya que estoy por acá, les cuento un poco...
Más de dos semanas le dedicamos a pasear por esta ciudad y sus alrededores: las ruinas en Monte Alban y Mitla, el árbol gigante de El Tule, el mercado de Tlacolula, y la cascada petrificada de Hierve el Agua (en algun momento identificaremos las fotos y subiremos de los lugares que no están todavía).
También, tuvimos tiempo de enterarnos un poco de lo que anduvo pasando por este Estado, de sus revueltas recientes: en 2006 la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca -APPO- se plantó frente a la brutalidad y represión de un gobernador que aún hoy sigue como tal, haciendo una experiencia organizativa super importante.
Hoy por hoy, la Gelaguezta (los bailes), los festejos de la Cruz Roja, las reuniones de la Union de Taxis (que reparte tamales a todo el que pasa), los pentathlones de los militares y los festejos de cada parroquia hacen que en la ciudad estén siempre las bandas de músicos, los bailarines con trajes típicos, los petardos y los fuegos artificiales; a ellos se suman -contando que la ciudad quedó solo para los turistas nacionales o importados- los vendedores de globos, las mujeres que venden botaneros y señaladores, los chiringuitos de comida móvil, los chicos que venden chicles, los franceses con bermudas y los estudiantes yankees de español y, en contraposición, una muestra de fotos del 2006, un video para ver en un bar de aquel movimiento y, como recuerdo de lo aprendido, protestas contra los "cupos" en la educación superior.
Sin embargo, lo que más energía requirió en estos días fue pensar mucho en como seguiamos (y sobre todo, si era posible o no seguir). La crisis también nos llegó a nosotros y no sabemos si vamos a poder seguir hasta el final, es decir, a Buenos Aires, por tierra. Estuvimos a punto de cambiarnos el nombre a Travesía Mexicana y con la plata que nos dieran por Jala Bien sacar el pasaje de vuelta, otra idea fue seguir a pata y mil alternativas distintas; pensar en lugar de hacer no hace bien... asi que la decisión es seguir, mientras podamos, hacia el sur con auto (por ahora).
(No dejen de escribirnos, todavía no vamos a pedir prestado!!)
Más allá de todo, les escribo desde el balcón de Puerto Angel, a la luz de una luna amarrila y menguante, que se refleja en las sonoras olas del Pacífico. (un lujo que comparto con ustedes)
Más de dos semanas le dedicamos a pasear por esta ciudad y sus alrededores: las ruinas en Monte Alban y Mitla, el árbol gigante de El Tule, el mercado de Tlacolula, y la cascada petrificada de Hierve el Agua (en algun momento identificaremos las fotos y subiremos de los lugares que no están todavía).
También, tuvimos tiempo de enterarnos un poco de lo que anduvo pasando por este Estado, de sus revueltas recientes: en 2006 la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca -APPO- se plantó frente a la brutalidad y represión de un gobernador que aún hoy sigue como tal, haciendo una experiencia organizativa super importante.
Hoy por hoy, la Gelaguezta (los bailes), los festejos de la Cruz Roja, las reuniones de la Union de Taxis (que reparte tamales a todo el que pasa), los pentathlones de los militares y los festejos de cada parroquia hacen que en la ciudad estén siempre las bandas de músicos, los bailarines con trajes típicos, los petardos y los fuegos artificiales; a ellos se suman -contando que la ciudad quedó solo para los turistas nacionales o importados- los vendedores de globos, las mujeres que venden botaneros y señaladores, los chiringuitos de comida móvil, los chicos que venden chicles, los franceses con bermudas y los estudiantes yankees de español y, en contraposición, una muestra de fotos del 2006, un video para ver en un bar de aquel movimiento y, como recuerdo de lo aprendido, protestas contra los "cupos" en la educación superior.
Sin embargo, lo que más energía requirió en estos días fue pensar mucho en como seguiamos (y sobre todo, si era posible o no seguir). La crisis también nos llegó a nosotros y no sabemos si vamos a poder seguir hasta el final, es decir, a Buenos Aires, por tierra. Estuvimos a punto de cambiarnos el nombre a Travesía Mexicana y con la plata que nos dieran por Jala Bien sacar el pasaje de vuelta, otra idea fue seguir a pata y mil alternativas distintas; pensar en lugar de hacer no hace bien... asi que la decisión es seguir, mientras podamos, hacia el sur con auto (por ahora).
(No dejen de escribirnos, todavía no vamos a pedir prestado!!)
Más allá de todo, les escribo desde el balcón de Puerto Angel, a la luz de una luna amarrila y menguante, que se refleja en las sonoras olas del Pacífico. (un lujo que comparto con ustedes)
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