Cobán no tiene mucho encanto, es un núcleo comercial importante. Fuimos a ver una finca cafetera, aunque al hacer la visita guiada vimos que el lugar -más allá de las plantaciones- era solo una muestra de cómo se hacía antes el secado, lavado y demases del cafe... al final de la visita te dan el producto terminado, que nos hace reafirmar que -a parte del grano que se use- como se prepara el café es fundamental.
Seguimos viaje por una carretera de curvas entre cafetales y poblados hasta llegar a las puertas de las Grutas de Lanquin, agotados de las curvas y la ruta de tierra en la puerta nos quedamos durmiendo. Recién al día siguiente- después de bañarnos en el río, desayunar y visitar las grutas- nos enteramos que a solo 2 km más estaba el pueblo, es más a 100 metros había un hotel con lugar para acampar. Las grutas impresionan, a través de ellas nos metimos dentro de la tierra (ya sabemos que preferimos estar al aire libre!!).
Seguimos camino a Lanquín, donde, como era terreno dificil para Jala Bien, tomamos un bondie (bue, no era un bondie, nos subimos en una camioneta, en la parte de atrás, que es el transporte que usan los lugareños) para llegar a las pozas de Semuc Champey, unas cascadas de agua cristalina -parecidas a las de Palenque, aunque con un río que pasa por debajo de un puente natural de piedra caliza y otra diferencia, es que los monos de Guatemala son menos tímidos que los de Palenque y se presentan a saludar cuando se llega al parque. A la vuelta perdimos la camioneta y tuvimos que tomar un bus turístico, que salía la misma plata, pero ibamos cómodamente sentados y bajo techo (justo a la hora del aguacero!).
Como no tenemos límite, seguimos viaje... y tuvimos que parar por el agotamiento, la noche y las tormentas a dormir en la plaza de un pueblito (Chisec) de camino hacia Flores.
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