Nos informamos un poco (pasamos también por la oficina de turismo, para saber que onda la zona), compramos algunas provisiones y nos fuimos al Remate, una aldea sobre el Petén Itza, el mismo lago donde está Flores, pero ya camino a Tikal.
El lago es precioso, se respira paz, uno se puede bañar y también se puede hacer alguna cenita romántica en el muelle a la luz de las velas y de algunos rayos distantes.
Conocimos ahi a María Luisa, una mujer fuerte y trabajadora de 90 años, que nos contó un poco como se vive por esos lugares rodeados de belleza y de mosquitos con dengue...
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