San Martino

La bateria indica que tengo poco tiempo para poner estas líneas… (bue, vale enchufar la vaio al adaptador del auto).

Las señales dicen que acá no hay redes… (me dan chance de escribir, divagar, borrar y todo de este lado de la pantalla).

Estamos al lado de las dudas gigantes que preservan unos bichos del tamaño de los de jurassic park (Luti no podría ni verlos)

de fondo pasó recién Pasajera en trance, no estaba de visita hace tanto… ahora viene viernes tres agüjas…

será la onda retro que me llega al ladito del Atlántico??

Tuvimos un día raro, de esos que vienen cada tanto, de hacer un camino medio imposible, con una lluvia tropicalmente intensa, de kilómetros y kilómetros a través de pueblos anónimos y sin mucha gracia (después de un almuerzo genial –con una aparición estelar y breve del sol- en el parque con el premio portugués a los parques, al costado del Tajo, que se hace llamar Tejo en este lado: todo después de dejar Tomar –una grata sorpresa templaria para agendar y visitar de ser posible)… cuestión, llegamos al lugar puntual que creíamos que queríamos llegar, y recién ahí notamos que no era así como teníamos que estar; no valió la pena preguntar en un bar de viejos baba, no valió la pena inventar rutas complicadas… a veces, es mejor dejarse llevar, que poner un objetivo fuerte olvidando que lo que importa es el camino.

Es tarde, estamos solos en un lugar hermoso, ya comimos mejillones en el banco de la playa con el mar sonando acompasado, finalmente dejó de llover, es el momento de reencontrar paz.

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