El lunes salimos de La Paz, hacia el Pacifico, a Todos Los Santos, un pueblito que en teoría está repleto de artistas y surfers... puro mito; lo que sí tiene es playas amplias, divinas y el Pacífico, enorme y fresco (tardamos 45 minutos de un lado al otro, y bajamos 13 grados centígrados...).
Seguimos la ruta hacia Cabo San Lucas; acá si que no hay dudas, en esta parte de la península es como estar en USA (lo comprobamos con la aduana y los trámites para subir al ferry hacia el continente esta tarde): tarifas en dólares, caro y se habla ingles y se respira ficción.
A la mañana siguiente, salimos a dar unas vueltas más, para ver si cambiaba nuestra idea del lugar... justo, justo, nos hicieron una oferta que no pudimos rechazar: paseo en barquito con fondo de cristal, para ver el famoso Arco y la playa de los enamorados; también la del divorcio: donde se separan el Pacífico y el Golfo de California (no importó que no tuvieramos bañador ni snorkel ni cámara).
El lugar es genial, ideal... demasiado disney.
Seguimos viaje hacia el norte hasta El Cabo San José; el pueblo es más antiguo; pero está rodeado de mega complejos vacacionales... quedan muy poquitas playas públicas... nos quedamos el tiempo justo como para ver a los surfers y tomar un helado...
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