Mulegé

De San Ignacio; pasando por Santa Rosalía, llegamos a Mulegé.
En este pueblo viven unas 7000 personas (según nos dijo la mujer del hotel donde estuvimos 3 noches), de un lado del río los locales y del otro, los norteamericanos que hicieron sus casitas de retiro en este paraíso con desierto, palmeras, río, manglares y un mar genial.
Según nos cuentan, Jacques Cousteau anduvo bastante por el Mar de Cortés, si tenemos suerte veremos un poco el porque (no solo por las ballenas californianas que ya se fueron, ni por el tiburón blanco que todavía no llegó).

Avistamiento de aves

En toda la península hay muchas especies diferentes de aves, nosotros apenas distinguimos algunas formas y colores, vemos a las que pescan, las que planean, las que agitan las alas. En Mulegé, en una de las Misiones que quedan en BCS, nos quedamos un rato viendo como volaban unas que antes no habíamos visto (no les puedo decir cuales eran, pero parecen prehistóricas), se dejaban caer y volvían a subir empujadas por alguna corriente; lo fantástico era que eran muchas muchas, todas a la vez, entrecruzándose con en una danza... una cosa muy linda de ver, más aún en ese escenario...
claro que cada tanto había que acordarse que eramos expectadores sin ticket y sin paraguas para cubrirnos de la "buena suerte" que dejaban caer!

Lo que viene
Tentados por el mar y las promesas de Cousteau sobre la flora y la fauna, decidimos que este era buen lugar (por que había!) para adquirir nuestros equipos de snorquel y antiparras (=máscara de buceo)!
Ya estrenamos los equipos en una de las playas de la Bahía de Concepción y es un gusto
(alguna foto vamos a poner, solo para que también se rían uds.).

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