Ensenada, tierra de vinos, de carreras off road, de tacos de pescado, de margaritas...
y de mi primera incursión como peluquera...
Las chapas de Juli pedían a gritos un corte, desde el casorio que ninguna tijera se le acercaba...
así que, hubo que hacerlo, fue una necesidad...
Al corte de barba, en el cual ya vengo mejorando mi desempeño (no vamos a poner fotos, pero la barba estilo mexicana le queda de maravillas pero no se preocupen, duró lo que tardé en contener la risa y terminar la afeitada), le sumamos el corte de las mechas...
Divertido fue seguro, al día siguiente le hice un retoque y ahora lo veo y está canchero.
El problema, fue detener el impulso (eso de la inercia no solo funciona en el espacio, también en un baño con una tijera afilada en mano), y sí, así fue. Ya mis mechas al hacer mi tradicional "nudo para que el pelo no moleste" armaban una escoba, de esas que ya ni sirven...
corté un poco y se sintió bien; así que un poquito más... hasta que ví como me miraba Juli y me dí cuenta que lo que hacía era muy peligroso... gracias a eso, está vez si que fueron "solo las puntas" no como cuando una va a la peluquería y pide eso y al segundo ve caer 20 centímetros de identidad sobre el piso..
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