Dejando la ruta panamericana –RN 45 se llama por acá- en San Gil, por una carretera local a 40 minutos está Barichara, donde llegamos por recomendación de Pachu y JP. La ruta se nos alargó un poco en Bucaramanga, pero llegamos a tiempo para ver clasificar a España para octavos (el primer tiempo lo vimos en un almacén que tenía de todo, hasta sillas y cervecita- bizarrrrooo ver el futbol en el almacén, con un colombiano buena onda que tardó lo mismo que Julián en darse cuenta que los rojos esta vez no eran los de España: fui la única en festejar el primer gol!; cambiamos por un lugar para comer para ver el segundo tiempo, cosa que costó un gol del equipo de Bielsa por la distracción).
El slogan de Barichara es “el pueblo más lindo de Colombia”, y sí, es lindo! Sobre una sierra, al lado de un cañón super profundo. Casitas coloniales blancas, todas blancas, con un toque de color hasta un poco más arriba de los zócalos, las puertas y las ventanas; con azules, verdes, turquesas. Un kilómetro cuadrado de pueblo, rodeado de naturaleza. Precioso. Nos hizo acordar un poco a Patzcuaro de México, por la uniformidad de las construcciones, las casa enormes, con salas gigantes.
Se respiraba mucha paz, sin embargo a la noche cuando elegimos un rinconcito oscuro para dormir bien, se acercaron los policías para recomendarnos que fuéramos cerca de ellos y terminamos entre la plaza central y la catedral, rodeados de los camiones del canal de televisión que filma una novela en este pueblo tranquilo. Cada noche dormimos mejor, vamos acomodando las cosas y baja la temperatura, cosa fundamental para dormir a gusto en el auto.
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