Welcome to Panama.







Asi entramos al pais. La frontera tiene un puente, antiguo, del fecorraril, para el trasporte del banano por la Unitet Fruit Co. (ahora, con las democracias en america, se cambio el nombre, y se llama Chiquita). Como solo tiene un carril, hay que esperar a que ningun camion salga de Panama, para cruzar el puente(al cruzarlo, dudas si llegaras o acabaras en el rio, y no es broma, los puentes de Costa Rica, se caen uno detras de otro)…..

Una vez solucionados los tramites aduaneros, nos dirigimos al archipielago de Bocas del Toro. Para cruzar a la isla, tenemos que tomar unn ferry, que sale a las 8 a.m. Nos dicen que como cruza tantos vehiculos, hay que hacer cola desde la noche…no le damos mucha bola, nos vamos a comer(cambiamos la dieta del queso y tomate por un fantastico arroz con mariscos y unas cervecitas, afortunadamente, los precios ya no son los costarricenses). Al salir deo restaurant, comprobamos que efectivamente ya comenzo la cola, asi que nos situamos detras de un camion(todos son camiones) y nos preparamos para pasar la noche en la entrada del puerto, que curiosamente en este pueblo, es uno de los sitios mas seguros.

Al dia siguiente embarcamos y en un par dehoras estamos en la isla Colon….compramos unas provisiones y nos dirigimos a la playa, a Bocas del Drago, donde disfrutamos del caribe por un par de dias….

Isla Ometepe, un poco de paz nicaragüense

Tres noches nos quedamos en la isla que nos hizo recobrar la buena vibra… llegamos justo al último ferri y sin nada decidido, nos subimos con auto y todo, el viaje fue perfecto: las vistas de la costa, el lago “oceánico”, su inmensidad, su tranquilidad (bue, muchas olitas, pero no se sacudió tanto). Llegamos de noche, sin preguntar mucho nos cruzamos a Altagracia –una de las ciudades importantes (la “islita” tiene como 35 mil habitantes en pocos metros cuadrados).

Playa de Santo Domingo, aqui acampamos la segunda noche después de “hacer playa” tooodo el día…

Volcán Maderas

Nicaragua está lleno de volcanes, la isla tiene dos (cada uno tiene su propia isla y se juntan en un istmo de lava!) pero esperamos a este para hacer un intento de escalada (bue, no pretendíamos llegar a la punta de sus 1394msnm, pero sí subir un poquito. Nos pusimos las botas y empezamos la travesía; como siempre, bien preparados: cámara de fotos, un par de botellitas de agua y una bolsita de garrapiñadas, jeje, improvisamos de lo lindo!

A parte de lo genial de meterse en la selva y cruzarse con plantas y bichos de lo más extraño, al bajar (cansados y sudados) nos prestaron una ducha en la finca margarita (donde te venden el ticket para pasar).

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Como curiosidad, para los viajeros con autos mexicanos, armense de paciencia para ver como les desmontan el auto…la policia nicaraguense te registra el auto a la salida del pais, rumbo al sur.

En el Caribe Sur -Costa Rica

Estos últimos días estuvimos muy a gusto, entre el mar turquesa, la arena dorada, los arrecifes de corales... los monos, las lagartijas, los mosquitos... y recién hoy tuvimos nuestro primer enfrentamiento personal con un mapache!!!

Había cortado el tomate, el queso y la papaya mientras Julián se iba a traer la otra mitad del picnic que nos habíamos olvidado fuera del único Parque Nacional de Costa Rica que no sale 10 usd entrar... todo muy bonito, la mesa puesta y llegó el noinvitado a tirarse encima de los platos: la pelea fue terrible (me convertí en una de esas señoras con comida que se paran arriba de la mesa para que la prima con antifaz de la rata no llegue a acercarse tanto), por suete llegó un hombre fuerte a aplaudir más sonoramente e intimidar al animal que en segundos iba a ganar la pelea.

Fuera de eso, la vida caribeña es muy pacífica, tranquila y lenta...

La gran novedad: Juli se recibió de técnico en vaio en los últimos días, y rescató a nuestra preciosa amiga de la innundación que sufrió atravesando Costa Rica del Pacífico al Caribe y de un bicho gordo que se había metido... asi que esperamos recuperar la actualidad en el blog (aunque unos días de incomunicación nos vinieron muuuuuy bien).

desde costa rica

Hola a todos!! estamos muy bien; tenemos conexiones medio malas y muchas cosas para ver; por eso les debemos muchas fotos y comentarios de Nicaragua y de aca...
estamos ahora en la Fortuna, sintièndonos afortunados...
ya les escribiremos!
abrazo, Juliàn y Marce

Nicaragua

Llegamos a Nicaragua con la sensación de estar a salvo… pero poco a poco nos dimos cuenta q la suerte se había quedado en Guatemala y q ya no podíamos volver a buscarla…

Nuestra primera parada fue en el Chinandenga, una ciudad tranquila, con una oficina de turismo con mucha información y buena predisposición (nada que ver con las oficinas de aduanas y migraciones, donde trabaja uno y ocho miran o donde hay 3 para hacer el mismo trámite que van pasándose los documentos de uno y uno tiene que volver a presentar lo mismo una y otra vez; y cualquier descuidado puede pensar que la bandera de Nicaragua es negra y roja con la sigla FSLN en el centro). De ahí, directo a Puerto Corinto que tenía feria porque “festejaban” la llegada de un crucero, buen lugar para un almuerzo a la nicaragüense, una visita a las playas y rumbear a nuestra primera escala oficial: León.

León

Es una de las ciudades más importantes del país, es una ciudad universitaria y como tal tiene mucho ambiente (todas las noches hay gente girando, buena onda); León es el bastión reformista, tiene murales políticos por todas partes y hay bastante actividad. Paramos en un hotelito en el centro, para descansar un poco mejor y darnos todas las duchas que nos habían hecho falta en los últimos días. Dos noches estuvimos en la ciudad, paseamos, hicimos compritas, charlamos un poco con la gente..

En la última caminata matutina en la ciudad (seguimos levantándonos a eso de las 6), al cruzar la calle fuera de la esquina (como es debido, no?), solo note que estaba a un metro del suelo al dar con el piso lastimándome mi dedo gordo del pie izquierdo (pobres los dedos de mis pies que sufren tanto mi torpeza y/o falta de atención); nada grave: unas capas menos de piel y un agujero lo suficientemente importante como para no querer caminar demasiado unos días. Con dedo vendado, partimos hacía las playas de Peneloya y Las Peñitas cuyo camino están reparando y alguien sin querer dejó un clavo, que fue a parar a una de nuestras llantas (y nosotros sin auxilio! porque ese lo pusimos en honduras y todavía no arreglamos el reventón!); eso no nos terminó de sacar las ganas: llegamos hasta las 2 playas, para dar una vuelta y ver de que se trataba: se supone que son las playas que los leoninos visitan los fines de semana, pero parece que no van mucho y se vinieron un poquito abajo la infraestructura: seguramente las pongan lindas cuando terminen la carretera… seguimos viaje, rumbo a Granada –pasando por Managua sin quedarnos-, pero antes paramos en Masaya, que es la ciudad donde sigue habiendo artesanías (lamentamos mucho la invasión de productos chinos en los mercados de por acá- está bastante complicada la cosa y eso da un panorama medio tristón).

Masaya había estado de fiesta el día anterior o así parecía por la cantidad de gente echada en las veredas durmiendo la mona. Llegamos al mercado: primero al turístico, que tiene poco: poca variedad, pocos clientes, poca onda y después al de verdad: lleno de gente y cosas, con vida. Cuando íbamos a meternos un poco para ver que había un clavo se metió en el talón de mi pie herido, por suerte sin óxido, pero ya nos sacaba la duda: algo raro había pasado (la hipótesis de una macumba con agujas fue la que más nos cerró, jeje). No compramos nada, nos subimos al auto y seguimos hacia Granada.

Granada

La ciudad rival de León, la conservadora. Es la ciudad colonial más antigua de Centro América que se mantiene en su lugar original (a León Viejo, por ejemplo, lo destruyó un terremoto y la cercanía al volcán también hizo su parte). Granada está sobre el gigantesco Lago de Nicaragua, que se comunica con el Caribe por el Río San Juan: hasta acá llegó el pirata Henry Morgan para hacer de las suyas!!

Nos tuvimos que seguir mimando y descartamos la opción de los bomberos –donde íbamos a pedir asilo- cuando dimos con un departamentito media cuadra antes, a un precio que pareció lógico (había que descansar y sacarse la mala pata de encima). Lo tomamos con calma y no solo recorrimos despacito la hermosa ciudad, sino que aprovechamos a cambiar las 4 ruedas de Jala Bien, para dejarlo bien chulo!!

En San Juan del Sur, nos gastamos gran parte de lo que recuperamos al vender las ruedas viejas en unos mariscos frente al mar.

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Viaje de contrastes.

Necesitamos mas de seis meses para cruzar dos paises, Mexico y Guatemala .
En tan solo dos dias, cruzamos otros dos, El Salvador y Honduras.

Y ahora, por fin, ya estamos en Nicaragua

Burocracia fronteriza

Como Mitcheletti (el golpista Hondureño) en lugar de anunciar que derogaba el decreto de estado de excepción, anunció que el lunes lo pensaría; en lugar de cruzar desde el oriente y atravesar poco menos de 700 km de territorio hondureño sin garantías constitucionales ni libre circulación y sabiendo -según dicen- que la policía de este país es la más corrupta de Centro América (y eso que la competencia es difícil), decidimos ir hacia el oeste para cruzar por El Salvador.
Llegamos al lado de la frontera (casi) y dormimos en el garaje de una familia que daba a una estación de servicio 24 hs repleta de camiones y con instalaciones suficientes para nosotros (quisimos parar en un pueblo antes, pero el nivel de ruidos era demasiado alto).

En nuestros planes El Salvador no estaba y algunos datos nos hacían creer que no había mucho margen para cruzar Honduras, a pesar de tener el sello en el pasaporte, no lo visitamos... bueno, no pudimos evitar comprar ahí los triángulos de emergencia y el mata fuego que debíamos tener en el auto, ni tampoco evitar cruzar por el medio la capital y la segunda ciudad más importante (los carteles son para conocedores: en lugar de decir "periférico" o algo así que entendamos todos dice: "barrio pirulo" o "a la casa de cacho", obvio, como no vas a esos lugares, nunca salís en la vuelta apropiada), por suerte solo llovió durante la mitad del país y Jala Bien protestó nada más que las primeras 4 hs de viaje... para cambiar el sabor de boca, también comimos unas "pupusas", unas tortillas rellenas de queso y chicharrón que son un espectáculo. Bueno, también nos metimos en un pueblo cerca de la frontera, para hablar con mamá en el no cumpleaños de Mamu y buscar hotel para dejar la frontera para primera hora: solo pudimos hablar con el contestador y los hoteles que había no estaban como para quedarse.

Los trámites para salir de Guatemala, son un placer, casi no te enterás; pasar por El Salvador es casi un café, no es más que tener las fotocopias correspondientes y los documentos al día, las esperas según el día del tipo que va a atenderte (sí, sí, cuando él quiera), y mucha paciencia... pero en Honduras eso no es así, no, no... uno se ilusiona al llegar a la salida de El Salvador, cuando es recibido por la oficial de migraciones de Honduras (bue, eso no lo sabe hasta que después de salir de El Salvador, va al escritorio que le indicó esta amable señora y está ella para cobrar los 3 dólares por cabeza del ingreso -dólares son dólares, ojo con confundirse), parece que va a ser tranquilo (bueno, en realidad lento) pero que va a andar, error...
Al cruzar el puente está la Aduana, donde un mono semianalfabeto demustra que llegamos justo en el momento del día en el que hace falta sellar los documentos que tiene acumulados de toda la semana (al menos); respiro profundo y pienso: él tiene el poder, yo soy simpática y no tengo apuro. El funcionario decide ver que es lo que me puede faltar: poca cosa, solo pide 4 fotocopias (cuatro!!) de cada papel que le parece apropiado que le presente y claro, también de los que me dieron al salir de El Salvador (60 metros detrás- hubiese valido un cartel con los requisitos, para ir a hacer fotocopias mientras el sello se grava una y otra vez en los papeles que tiene, que ahora sé: no serían de más de 3 autos). A buscar fotocopiadora y volver a dejar lo que falta; el horrible burócrata llena a mano un papel copiando los datos que están en el documento salvadoreño (claro que sin chequear que sean los correctos y no lo hace porque: no le importa a nadie!) y recién ahí me envía a otra oficina a 100 metros dentro de Honduras donde se hace el trámite (y hasta ahora que estuvimos haciendo???). Ahí una mujer vuelve a pedir los papeles (es de no creer!) y termina siendo quien digitaliza la información que saca del papel salvador (por esa tarea cobran 15 dólares -acá ya el precio es en Lempiras, que se cambian sólo del otro lado del puente, si, del lado que Honduras pide dólares!). Vuelta a la fotocopiadora, para hacer 4 (cuatro) copias más del sello del pasaporte y los papeles que me acaban de dar.
Y ahí ya casi está, si no fuera porque me agarró un brote -son días sensibles, tristes y difíciles, pero esta gente ayuda a que uno enloquezca- cuando quiso darnos 2 días de visa en lugar de los 3 meses que estábamos pagando (imaginen, cualquier cosa puede pasar -y pasa- y si te dan 2 días podés llegar a tener mucho problema en este lugar); casi asesino al muy desgraciado hijo de puta que nos demoró todo lo que pudo solo para que el banco cerrara y tener que "hacernos el favor" de pagar él 35 dólares más (son 32, los 3 son del bono proburócrata que es tan amoroso que toma el devaluado dólar en lugar de las poderosas lempiras). Todo te hace sentir super bienvenido a Honduras, no se dan una idea.

Ya con poca luz y a pesar de tener por regla "no viajar de noche", quisimos seguir, para sortear alguno de los 11 controles que nos dijeron que había en estos 100 y pico kilómetros de suelo hondureño que íbamos a pisar...pero, siempre un pero... nos sorprendió una tormenta, que dejamos pasar esperando en una estación de servicio... no fue un obstáculo, solo nos hizo demorar un poco más... seguimos y a medida que pasábamos veíamos los conitos de los controles policíacos abandonados por la lluvia o por ser más de las 6 de la tarde; pero lo que seguía ahí eran los enormes pozos en el asfalto (enormes, de verdad: anchos y profundos)... uno no lo pudimos evitar y ahí reventamos una de las llantas -una de las que estaba buena-.
Agotados, hartos, sucios, transpirados, humedecidos, decidimos dejar todo como estaba y donde paramos nos quedamos a dormir sin más (tuvimos suerte, justo había unas casas, luz y pasaron unos vecinos que nos dijeron que podíamos parar ahí sin problema). A penas eran las 7 y pico de la tarde y solo 50 kilómetros nos separaban de la frontera.
A la mañana siguiente pusimos nuestra rueda mágica -viene atravesada por un clavo, pero tiene poderes y resiste- pasamos los 6 controles que nos faltaban presentando licencia, permiso de circulación, triángulos y mata fuegos; hasta que llegamos a la frontera a hacer más fotocopias, pero ya sintiéndonos a salvo.

Nota: aun hoy sábado 10 de octubre, 5 días después de nuestro cruce, la derogación del decreto que limita las garantías constitucionales y de libre circulación (entre otras) no ha sido efectiva. Las reuniones de los representantes de Zelaya, Micheletti y la OEA no llegan a ningún acuerdo.. y nos quedarán ganas de -a pesar de todo- conocer Honduras en otra situación distinta.

El Lago Izabal y el paraiso...

Salimos tarde y acá los kilómetros parecieran ser más largos: se va más despacio (vamos mucho más despacio, por ahí es que vamos dejándo la locura del apure citadino). Así que poco antes de llegar ya se había ido la luz. Llegamos a Río Dulce muy cansados, los últimos días vienen siendo intensos.


El Paraiso es el gran atractivo de la zona: una cascada de agua caliente (sí, sí, cae agua termal caliente caliente) en una parte del Río que parece un arroyo. Un lujo y esta vez, pudimos volver con trajes de baño y todo, a diferencia del último baño termal que nos dimos... bah, no "y todo", nos dejamos donde dormimos las tasas de cafe, un cuchillo, un tupper, el shampoo, la jabonera, el jabón y seguramente algo más que todavía no nos dimos cuenta.

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Tikal

Pensar que llegamos hasta aqui, a pesar de haberlo dudado mucho... es muy muy lejos de nuestra ruta original- que era la panamericana- pero toda la situación de Honduras y nuestra economía hizo que vinieramos hasta aqui mientras se definen algunas cosas y vemos si volvemos a México o seguimos al sur... casi nos perdemos este lugar mágico.
Lo más fantástico de todo, más que las ruinas, es poder ver la selva frondoza que ocultó esta ciudad maya -gigante e impresionante-. Uno se mete en el medio de la selva, para encontrar las ruinas y los monos que las custodian; se puede subir a varios de los edificios, desde donde se ve la selva en su esplendor y las cúpulas de los templos que sobresalen. Es de las cosas que hay que ver para saber bien como se siente.
Hay lugar para acampar, aunque los mosquitos no saben respetar la privacidad (acá nos enteramos: los que pican de día, dan dengue; los de la noche, paludismo: unos más generosos que los otros, no? -nos mantuvimos sanitos, no se preocupen).

El agua y nosotros
Sí, estamos en temporada de lluvias, es insoportable. Aunque nos vamos adaptando: en cada lugar suele llover aproximadamente a la misma hora, entonces uno puede preveer a que hora guardarse y evitar tener tooodo mojado aunque... siempre un pero... no sabemos bien cómo-tenemos una idea- entró agua en Jala Bien. Lo notamos por un olor desagradable que empezó a perturbar nuestro sueño estando en el Petén Itza. Cuestión, toda la moquette de "casa" (somos tan cancheros), estaba flotando en agua. Como no habíamos tenido mucho respiro, recién en Tikal pudimos sacar bien todo y dejarlo secar (hicimos una ventilada muy importante en el Lago, cuando lo notamos, pero no llegó a secar completamente).
Para completar el show (nosotros podemos ser un atractivo para los locales, sépanlo), también hicimos una colada, sí, sí, en pleno parque arqueológico nos pusimos a lavar ropa y obviamente, la colgamos al aire libre (libre de lluvia!!)

Con ropa limpia y Jala Bien seco, volvimos a Flores, a comunicarnos con el mundo y los afectos, después de aislarnos sin teléfono, sin internet y sin periódico (son días muy dificiles, muy tristes para mi, estando tan lejos...). Nos sentamos frente al mapa y fuimos descartando rutas y habilitando otras: la decisión fue seguir el plan original y tomar la carretera rumbo al sur.